Los perros son seres emocionales que expresan miedo, felicidad, ira y tristeza. Aunque no pueden hablarnos, su lenguaje corporal les ayuda a expresar emociones. Cuando la cola de su perro se mueve y el cachorro parece tener una mirada alegre en su rostro, probablemente tenga razón al suponer que el animal está feliz y contento. Si los perros pueden estar felices o tristes, ¿qué pasa con la culpa o la vergüenza? La culpa es un tema complicado que muchos conductistas animales creen que está más allá del ámbito de la capacidad cognitiva canina. Sin embargo, los investigadores aún no están seguros de si los perros pueden expresar culpa.
Evidencia de la mirada culpable
La comunidad científica puede dudar en admitir que los perros muestran culpa, pero la mayoría de los dueños de perros están convencidos de que sus mascotas muestran la emoción cada vez que se meten en problemas. Los dueños de mascotas a menudo ven un poco de sí mismos en sus perros y equiparan la expresión de un perro con una emoción humana como la culpa. Cuando se encuestó a los amantes de los perros sobre su opinión sobre el comportamiento "culpable" de sus perros, el 74 % creía que los perros expresaban remordimiento y casi el 60 % afirmó que disciplinaban a sus mascotas con menos severidad después de ver la mirada. Los signos que hacen que los perros parezcan culpables pueden incluir:
- Acobardado
- Metiendo la cola
- Lamiendo
- Aplanar las orejas
- Evitar el contacto visual
- Mostrando el blanco de los ojos
Estas acciones expresivas parecen mostrar culpa, pero también se atribuyen a un animal que expresa miedo. Cuando los perros se asustan con un ruido fuerte o con humanos asustados, a menudo muestran el mismo comportamiento. Mientras que los conductistas animales creen que los perros expresan emociones primarias como el miedo y la felicidad, la mayoría cree que la mirada culpable es solo una reacción a los sentimientos de los dueños. Cuando un amante de los perros llega a casa del trabajo y ve su planta favorita hecha trizas o ve un montón de heces en la alfombra, es poco probable que se encoja de hombros y actúe como si nada hubiera pasado. Gritar y decir “perro malo” es una reacción común, y el animal reacciona con miedo al arrebato.
Es natural que los dueños de mascotas se comporten de esa manera, pero los especialistas veterinarios sugieren que la reacción podría tener consecuencias impactantes. Cuando un perro ve cómo reacciona su dueño ante la situación, puede tratar de ocultar el desorden cuando repite la acción. En lugar de defecar en la alfombra, el animal puede visitar el armario la próxima vez. Hasta que se determine la razón del comportamiento extraño, es probable que el perro continúe con el comportamiento. Por supuesto, el castigo físico por las travesuras caninas es cruel e innecesario, pero incluso un grito puede hacer que un perro se encoja o corra para ponerse a cubierto.
Investigación culpable
Aunque la apariencia de culpa parece una reacción típica de los perros, los científicos sugieren que puede estar relacionada con la relación de los animales con los humanos. Los perros fueron las primeras criaturas en ser domesticadas y han vivido con humanos durante miles de años. Con el tiempo, los caninos han aprendido a apaciguar a sus dueños. Cuando los regañan por portarse mal, se encogen y doblan las orejas hacia atrás en una postura sumisa. En lugar de expresar culpa, solo actúan temerosos para mostrarles a los humanos que quieren que termine el castigo.
En 2009, Alexandra Horowitz realizó un estudio innovador para determinar si la culpa era posible con los perros. La investigación consistió en registrar las reacciones de los perros y los dueños cuando se dejaba una golosina en la habitación. A los dueños de las mascotas se les dijo que regañaran a los perros si volvían y descubrían que no había comida.
A veces, a los perros se les permitía comer las golosinas cuando los dueños salían de la habitación, pero a otros sujetos se les decía que sus perros comían las golosinas cuando ellos no comían nada. Por eso, algunas personas disciplinaban a sus mascotas incluso cuando no hacían nada.
Horowitz y su equipo descubrieron que los perros de ambos grupos actuaban de manera similar cuando los dueños enojados se les acercaban. Ya sea que el animal comiera o no la golosina prohibida, mostraba una mirada culpable. Los científicos veterinarios sugieren que el término "mirada culpable" debería ser reemplazado por "mirada sumisa". Aunque el estudio ha llevado a muchos a concluir que la culpa es imposible con los perros, Horowitz afirma que no ha descartado la culpa como una emoción canina. Con más investigación, quizás los científicos aprendan más sobre cómo los caninos ven el comportamiento inapropiado y la reacción humana ante él.
Aprender a través de la formación
Los perros no pueden aprender la diferencia entre el comportamiento adecuado y el mal comportamiento sin una formación exhaustiva por parte de los propietarios. Hasta que los humanos hagan cumplir las reglas, los perros confían en sus instintos para tomar decisiones. Algunas razas se adaptan al entrenamiento mejor que otras, y los perros adultos recién adoptados requieren mucha paciencia durante el período de entrenamiento.
Enseñar a un perro no es fácil, y algunos dueños no pueden, por múltiples razones, programar el tiempo para trabajar con sus mascotas. Si un perro s alta sobre una silla antigua u otro objeto prohibido, pueden pasar semanas o más antes de que el animal comprenda que está prohibido. Cuando dices "detente" o "vete" antes de que el perro s alte y le das una recompensa por resistirse a la tentación, el canino eventualmente equiparará la golosina con un buen comportamiento.
Correctamente, una acción en el momento en que ocurre no es posible para todos, pero los propietarios que están demasiado ocupados para la capacitación no deben asustarse por el costo de las sesiones de capacitación profesional. El entrenamiento a través de la repetición es esencial, y los entrenadores expertos tienen la experiencia, la paciencia y el tiempo para corregir el mal comportamiento y mejorar el vínculo entre el dueño y la mascota.
Conclusión
El misterio de la culpabilidad canina sigue siendo un tema candente de debate. Mientras que algunos conductistas creen que la emoción no es posible con un cerebro canino, otros como Alexandra Horowitz no están convencidos de que su estudio no probara que los perros son incapaces de sentirse culpables. La investigación mostró que los perros muestran una postura sumisa cuando son disciplinados, ya sea que se porten mal o no, pero se necesitan más estudios para determinar que los perros no pueden sentir culpa o vergüenza de manera concluyente.