El vínculo entre humanos y perros es especial. Durante miles de años, los humanos y los perros, o sus ancestros lobunos, han disfrutado de la compañía del otro en una relación simbiótica que beneficia a ambas partes. Con el tiempo, la cría selectiva ha creado una especie que está más en sintonía con las emociones humanas que cualquier otra criatura del planeta.
Cualquier dueño de perro le dirá que su perro parece tener poderes telepáticos y puede darse cuenta cuando se siente deprimido y necesita mover la cola para levantarlo, pero ¿es cierto? ¿Los perros saben cuando estás triste?La respuesta corta es sí, los perros parecen saber cuándo estás triste. En este artículo, veremos qué dice la ciencia sobre la capacidad de los perros para sentir las emociones humanas y si o no, tu perro puede saber cuándo estás triste. Toma un asiento cómodo y tu amigo peludo. ¡Vamos a por ello!
Diseño del experimento
El enfoque principal de este artículo es un estudio publicado en Learning and Behavior titulado en broma "Timmy está en el pozo: empatía y ayuda prosocial en perros". Puede encontrar el artículo original aquí1.
En resumen, los investigadores estudiaron a 34 sujetos que consistían en parejas de dueños y perros. Cada pareja estaba separada por una puerta de vidrio a través de la cual los perros podían ver y escuchar. Una pequeña puerta para perros permitió el acceso entre el dueño y el perro, permitiéndoles pasar libremente entre las habitaciones.
Los 34 sujetos se dividieron en un grupo de control y un grupo de prueba. Los investigadores instruyeron a ambos grupos para que dijeran "ayuda" en intervalos de 15 segundos, pero al grupo de control se le dijo que lo dijera en un tono neutral mientras que el grupo de prueba lo dijo en un tono angustiado. En el medio, el grupo de control tarareaba la canción infantil Twinkle Twinkle Little Star, mientras que el grupo de prueba emitía sonidos de llanto angustiado.
Resultados
Los investigadores midieron la frecuencia cardíaca de cada perro, monitorearon su comportamiento y registraron la cantidad de tiempo que les tomó a los perros entrar a la habitación con su dueño. Descubrieron que los perros del grupo de prueba donde sus dueños mostraban un comportamiento estresado ingresaban a las habitaciones de sus dueños en promedio 40 segundos antes que los perros del grupo de control.
Además, incluso los perros que no ingresaban a las habitaciones de sus dueños mostraban un comportamiento estresado, como caminar de un lado a otro, y tenían una frecuencia cardíaca elevada en comparación con los perros del grupo de control. Los investigadores afirman que esto es evidencia de la reflexión empática, un comportamiento humano que rara vez se ve en otras especies. Si bien estos resultados son ciertamente interesantes, existen algunos problemas con el estudio.
Posibles factores de confusión
A pesar del resultado interesante, este estudio tiene algunos problemas que podrían hacer que los resultados sean menos significativos de lo que parecen al principio.
Un gran inconveniente del estudio es el pequeño tamaño de la muestra. Con solo 34 participantes, es imposible sacar conclusiones estadísticamente sólidas. Un estudio de seguimiento con más sujetos ayudaría a que los resultados fueran más fáciles de interpretar.
También hay varias variables en el estudio que son imposibles de controlar y difíciles de cuantificar. Por ejemplo, la fuerza del vínculo entre el perro y su dueño ciertamente no es la misma en todas las parejas y también es imposible de cuantificar. Algunos propietarios están más cerca de sus compañeros caninos que otros, y esta variabilidad genera incertidumbre.
Un problema similar se refiere a la capacidad de actuación del propietario. Las personas que pueden actuar tristes o angustiadas de manera más convincente tienen más probabilidades de desencadenar una respuesta empática en sus perros que las personas menos convincentes. La capacidad de actuación es otro atributo difícil de cuantificar y, por lo tanto, no se puede tener en cuenta al informar los resultados.
Ideas para estudios de seguimiento
Ya mencionamos que aumentar el tamaño de la muestra contribuiría en gran medida a reforzar los resultados. Con el doble de sujetos o más, cualquier conclusión sería más confiable y menos probable que resulte de una casualidad.
Otra idea es probar las respuestas del perro a extraños en apuros. Dado que el vínculo entre un perro y su dueño no es cuantificable, mezclar perros y dueños podría ayudar a arrojar luz sobre si los perros están más en sintonía con las emociones de sus dueños que con las de un extraño al azar. Por supuesto, incluso si los perros reaccionan ante un extraño angustiado, eso sigue siendo evidencia de que los perros pueden sentir las emociones humanas y quieren ayudar de alguna manera.
Evidencia anecdótica y otras líneas de razonamiento
Este artículo trata sobre la ciencia del vínculo perro-humano, pero sería negligente no mencionar que los informes casi universales de perros que interpretan correctamente las emociones de sus dueños dan credibilidad a la conclusión de que los perros pueden sentir nuestras emociones. Por supuesto, la evidencia anecdótica es solo eso, anecdótica, pero sugiere que se justifican experimentos cuidadosamente diseñados para comprender mejor nuestra relación con nuestros mejores amigos.
También es interesante que los expertos caninos familiarizados con perros y lobos sugieran que la naturaleza social de los animales de carga como los perros los hace muy adecuados para formar vínculos. Los lazos entre especies no son desconocidos, incluso si son mucho más raros que las relaciones entre miembros de la misma especie. Una forma de pensar al respecto es que los perros tienen el circuito neuronal en su lugar que les permite formar relaciones complicadas con otros animales. Es posible que miles de años de reproducción hayan sintonizado esos circuitos para reconocer las emociones humanas, lo que ha dado como resultado los lazos estrechos que experimentamos hoy.
¿Los perros saben cuándo estás triste?
La respuesta final de la ciencia no está clara, pero algunas pruebas tentadoras sugieren que los perros pueden sentir la tristeza y tomar medidas para ayudar a sus dueños en peligro. Estudiar animales, incluso humanos, plantea serios desafíos al método científico. Los animales son notoriamente impredecibles y no siempre es posible diseñar experimentos que controlen todas las variables de confusión que podrían estar presentes.
Aún así, la evidencia científica temprana, la evidencia anecdótica de millones de dueños de perros y un argumento teórico sólido basado en la biología evolutiva se combinan para hacer un caso convincente de que los perros pueden saber cuándo estamos tristes y tratarán de ayudar a lo mejor de su capacidad. Así que la próxima vez que Scruffy se acurruque a tu lado en el sofá cuando te sientas mal, siéntete cómodo sabiendo que probablemente entienda hasta cierto punto que estás triste y que está ahí para ayudarte. Si aún no estaba convencido de que los perros son las criaturas más grandes de la tierra, esta es una evidencia más para poner en el archivo.