Gracias a la cría selectiva, existe la diversidad de 193 razas de perros reconocidas por el AKC que vemos hoy.1 También ha impulsado el surgimiento de los llamados perros de diseño que exhibir rasgos deseables. Entonces surge la pregunta de si criar perros relacionados, como padre e hija, es algo inteligente, o si se basa en motivos morales y éticos dudosos.
El caso de la crianza selectiva
Muchas razas de perros hoy en día son el resultado del apareamiento selectivo de dos animales diferentes para ayudarlos a hacer mejor su trabajo. Otras veces, ocurre para reducir el tamaño del cachorro o hacer que una característica favorita sea más común. Piense en los diferentes tamaños de Poodles, desde miniatura hasta estándar. La observación explicaría cómo sucede sin saber nada sobre ADN o genética.
El biólogo austriaco Gregor Mendel lo descubrió en 1862 con sus tres Principios de herencia. Su trabajo determinó tres reglas generales que pueden ayudar a responder a esta pregunta de si criar perros de padre e hija. Incluyen:
- Ley de la distribución independiente: los organismos heredan rasgos independientemente de otras características.
- Ley de Segregación: Cada atributo tiene dos versiones o alelos.
- Ley de dominancia: Una expresión de un gen es la dominante de las dos.
La descendencia obtiene una copia de un rasgo de cada padre. Antes de los experimentos de Mendel, la gente pensaba que el resultado era una mezcla de los dos. Por ejemplo, aparear un perro macho blanco con un cachorro hembra marrón daría cachorros de color canela. Eso no es necesariamente cierto. Sin embargo, hay algunas consecuencias significativas de criar perros estrechamente relacionados.
Riesgos para la salud de los perros consanguíneos
No todos los rasgos son deseables en personas o perros. Hay un componente genético con algunas condiciones de salud canina. Incluyen trastornos, como displasia de cadera en razas grandes, un mayor riesgo de hinchazón en los grandes daneses y sordera en los dálmatas. La incidencia de estas características indeseables está directamente relacionada con la dominancia génica.
Por ejemplo, digamos que quieres criar un perro que tiene uñas de crecimiento lento versus uno en el que crecen rápidamente. El primero es la versión dominante con el alelo 'A', y el segundo es recesivo con el otro, 'a'. Si cruzas dos perros en los que los cachorros heredan con dos alelos 'A', todos tendrán lento -crecimiento de uñas. Del mismo modo, los cachorros con coincidencia A-a también tendrán ese rasgo.
Si los perros obtienen la versión a-a, tendrán uñas de crecimiento rápido. Como el rasgo es recesivo, deben existir dos copias del alelo 'a' para que los cachorros tengan esta característica. Un rasgo dominante solo necesita uno. Eso puede tener consecuencias significativas para otros genes.
Salud y dominancia genética
El problema con la crianza de perros padre e hija es que la consanguinidad puede aumentar el riesgo de que ocurran rasgos recesivos no deseados. Eso significa cosas como la displasia de cadera a la que nos referimos anteriormente. Esa es una de las razones por las que los criadores de renombre participan en el Programa del Centro de Información de Salud Canina (CHIC) de la Fundación Ortopédica para Animales (OFA).
La organización mantiene una base de datos de condiciones de salud a las que son propensas ciertas razas. Los criadores proporcionan resultados de detección específicos basados en las recomendaciones de la OFA. También incluyen pruebas de ADN basadas en el riesgo para la salud de una raza en particular. Es el proverbial ganar-ganar para todas las personas involucradas en el programa.
Los criadores aprenden con qué animales no deben aparearse. Los compradores pueden buscar los resultados de las pruebas de los perros padres para una mejor evaluación de sus riesgos para la salud. La OFA reúne toda esta información en una plataforma que facilita el acceso y la búsqueda de estos datos.
Desde una perspectiva de salud, la cría de perros de padre a hija es inaceptable.
Preocupaciones éticas de la crianza de padre e hija
Los mismos problemas planteados con la salud canina también se superponen con la ética de la cría de perros. Permitir que ocurra esta coincidencia a sabiendas es censurable en muchos sentidos. Pone en riesgo la vida de los perros y la reputación de los criadores de perros en todas partes cuando las personas se involucran en prácticas poco profesionales e inhumanas.
Desde una perspectiva ética, la cría de perros de padre a hija es inconcebible.
Mortalidad a largo plazo y viabilidad
Los problemas congénitos como las deformidades del esqueleto o los trastornos del sistema pueden tener un profundo impacto en la calidad de vida y la longevidad de los perros. También presentan preocupaciones financieras sobre la asequibilidad de los tratamientos. A menudo ponen a los dueños de mascotas en la posición inevitable de tomar decisiones sobre la eutanasia. Todos estos puntos constituyen un caso sólido contra la crianza de perros padre e hija.
Sin embargo, va más allá de los efectos inmediatos de los rasgos heredados indeseables. También puede afectar la viabilidad a largo plazo de una raza. Los organismos existen porque pueden responder genéticamente a los cambios en su entorno.
Un ejemplo clásico es el cambio de color de la polilla gitana en respuesta a la quema de carbón. Las mutaciones en las que el insecto pasó de blanco a moteado y a negro salvaron a la polilla de la depredación. Eso también sucede en menor escala con la crianza de perros.
Un estudio publicado en la revista "Genetics", encontró que la consanguinidad de perros durante seis generaciones redujo la variabilidad genética de los caninos en más del 90 %. Eso significa que estas razas son más vulnerables a los cambios ambientales, como el cambio climático. También es más probable que sufran una mortandad si una enfermedad sigue su curso a través del ganado reproductor.
Desde una perspectiva de viabilidad, la cría de perros de padre a hija limita severamente la capacidad de una raza para responder a las presiones ambientales.
Reflexiones finales sobre la crianza de perros de padre a hija
La gente ha utilizado la cría selectiva a lo largo de los siglos para fomentar los rasgos deseables y aumentar la diversidad. Sin embargo, lo esencial a recordar es que su éxito depende de la viabilidad genética de los perros. La endogamia, incluida la crianza de padre e hija, aumenta el riesgo de enfermedades y características no deseadas que pueden amenazar la existencia de una raza. Es una práctica cruel que no tiene ningún valor redentor en el mundo de hoy.