Los gatos de Bengala atraen a los dueños de gatos porque se parecen a un gato salvaje en un paquete manejable. Con su pelaje manchado y rayado, atletismo y tamaño, estos gatos pueden tener la reputación de ser agresivos o peligrosos como sus contrapartes salvajes.
Sin embargo, este simplemente no es el caso. Los gatos de Bengala no son más agresivos ni peligrosos que cualquier otra raza. Dicho esto, todos los gatos tienen diferentes rasgos de personalidad y es posible que un individuo sea inusualmente agresivo.
Agresión del gato de Bengala
Según una encuesta entre dueños de gatos bengalíes, más del 16 % de los bengalíes mostraron agresión hacia otros animales, como perros u otros gatos en el hogar. Sin embargo, esto no es raro entre los gatos.
En cuanto a la agresión hacia los humanos, no ha habido ninguna documentación que indique que estos gatos son agresivos o peligrosos para sus compañeros humanos. Debido a su linaje con el leopardo asiático salvaje, estos gatos tienen estándares de raza estrictos para limitar la agresión y favorecer el buen temperamento.
Los gatos de Bengala están completamente domesticados, pero son gatos grandes con dientes y garras. Si no se crían, entrenan o socializan adecuadamente, pueden volverse peligrosos, pero eso podría decirse de prácticamente cualquier otro animal doméstico.
Causas de la agresión en los gatos
La agresión es el segundo problema más común de los gatos visto por los especialistas en comportamiento animal. La agresión de los gatos a menudo se considera menos grave que la agresión de los perros simplemente porque los gatos no hacen tanto daño como los perros si atacan, pero pueden causar lesiones importantes con sus dientes y garras.
Cuando los gatos se vuelven agresivos, se debe a una causa médica o de comportamiento subyacente que debe corregirse. Diferentes causas tienen diferentes enfoques para solucionarlas.
La agresión del gato puede ser ofensiva o defensiva. Un gato ofensivo trata de ser intimidante, mientras que un gato defensivo adoptará una postura de autoprotección y puede tratar de parecer menos amenazante.
Las posturas ofensivas de los gatos incluyen:
- Una postura erguida y rígida
- Patas traseras rígidas con la parte trasera levantada y la espalda inclinada hacia abajo
- Una cola rígida que se baja o se sujeta al suelo
- Miradas directas e inquebrantables
- Orejas erguidas con la espalda girada hacia adelante
- Cortes de pelo, incluida la cola
- Pupilas contraídas
- Enfrentando directamente al oponente
- Gruñidos o aullidos
Las posturas defensivas pueden incluir:
- Agachado
- Cola curvada alrededor del cuerpo
- Cabeza y cola metida
- Se pone nervioso
- Ojos bien abiertos con pupilas dilatadas
- Orejas aplanadas hacia los lados o hacia atrás
- Bigotes retraídos
- Giro de costado hacia el oponente
- Silbidos con la boca abierta
- Golpes rápidos con las patas delanteras
La agresión manifiesta puede incluir:
- Morder
- Lucha
- Aplastar con las patas
- Gruñidos
- Gritando
- Rascarse
- Dientes y garras expuestos para luchar
Los gatos pueden tener muchas causas de agresión, que incluyen:
- Agresión entre gatos: Esta agresión ocurre entre machos no castrados que se desafían entre sí por territorio y parejas. Esto también puede ocurrir entre compañeros de casa del mismo sexo o mixtos que tienen conflictos por territorio, recursos o simples diferencias de personalidad.
- Agresión temerosa: Esta agresión ocurre cuando un gato se siente amenazado y se intensifica si el gato no puede escapar. Esto podría ser causado por una persona, un animal, un objeto o un sonido.
- Agresión territorial: Los gatos pueden volverse territoriales y atacar a gatos, perros o personas que invaden su territorio. Esto puede escalar a agresión abierta, patrullaje o marcaje. Los comportamientos territoriales pueden ocurrir a partir de nuevas mascotas, cambios importantes en el hogar o gatos que deambulan por el vecindario.
- Agresión redirigida: Esta agresión es cuando un gato descarga su agresión en algo que no es la causa directa. Por ejemplo, la agresión redirigida puede ocurrir si el gato está enojado con un gato que está afuera al que no puede acceder, por lo que arremete contra el perro o la persona en la casa.
- Agresión inducida por caricias: Este tipo de agresión ocurre cuando el gato no quiere que lo acaricien y se siente irritado, por lo que arremete con mordiscos o arañazos.
- Agresión inducida por dolor: Este tipo de agresión surge por dolor o malestar en alguna parte del cuerpo que hace que el gato esté irritable, como dolor dental o artritis. Esto se puede corregir con un examen veterinario para determinar la causa.
- Agresión idiopática: este tipo de agresión no tiene una causa subyacente que pueda explicarse a través de exámenes veterinarios, desencadenantes o antecedentes. Esto puede ser extremadamente peligroso ya que surge de la nada y puede afectar la seguridad del gato y del hogar.
Independientemente del tipo de agresión con la que esté lidiando, es imperativo trabajar con su veterinario para determinar las posibles causas subyacentes, como dolor, desequilibrios endocrinos, disfunción cognitiva o trastornos neurológicos. La medicación u otras intervenciones pueden ser apropiadas para su gato.
Si el examen veterinario no revela nada médico que cause la agresión, un especialista en comportamiento animal puede ser útil para determinar la causa y ayudarlo a modificar el comportamiento de su gato para que su hogar sea más seguro.
Conclusión
Los gatos de Bengala pueden parecer gatos salvajes de la jungla, pero están completamente domesticados como cualquier otra raza de gato. Estos gatos no son particularmente agresivos o peligrosos como raza, aunque cualquier gato puede desarrollar problemas de agresión por varias causas. La mejor manera de abordar la agresión es trabajar con su veterinario y un especialista en comportamiento animal para determinar la causa subyacente.